
SOLUCIONES PRÀCTICAS

En lo que respecta a los electrodomésticos y aparatos electrónicos el método para minimizar su impacto ambiental es el mismo que en el caso de otros materiales.
Por un lado, es necesario reducir su consumo. Como consumidores podemos plantearnos si de verdad necesitamos un nuevo electrodoméstico o si tal vez podemos alargar la vida útil de los que empleamos. Antes de cambiarlo por uno nuevo, reflexionemos sobre si el que tenemos actualmente cubre nuestras necesidades y si realmente necesitamos otro que posiblemente tiene muchas funciones que nunca las vamos a utilizar.
Otra estrategia consiste en reutilizar estos aparatos. Que a nosotros un electrodoméstico no nos valga no quiere decir que no tenga otros potenciales usuarios. Acudir a tiendas de segunda mano, donar aparatos electrónicos a amigos y familiares o a ONGs son también acciones que colaboran a evitar los residuos electrónicos.
También el reciclaje es una opción adecuada. Cuando el producto ya no funciona y no hay posibilidad de ser utilizado por alguien cercano, debemos reciclarlo. Para ello, podemos recurrir a las mismas tiendas en las que compramos el nuevo electrodoméstico que lo suple, ya que por ley están obligadas a recoger el antiguo, sin importar marca o modelo. En España, además de en los puntos de venta, los electrodomésticos y aparatos electrónicos pueden depositarse en puntos limpios , los distribuidores han de almacenar temporalmente los aparatos cuando se convierta en residuo y el usuario adquiera un nuevo producto que sea de tipo equivalente o realice las mismas funciones que el aparato que se desecha.
Según la legislación vidente, el Real Decreto 110/2015 sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, los productores están obligados a identificar estos aparatos con etiquetas de lectura electrónica para garantizar su trazabilidad. De esta manera, con su paulatina implantación, la gestión de los residuos, su recogida, almacenaje, y gestión se optimizará, pudiéndose identificar los residuos o bien mediante etiquetas individuales o con el etiquetado de los contenedores en lo que se conserven.
De hecho, los distribuidores están obligados por ley a almacenar temporalmente los aparatos cuando se convierta en residuo y el usuario adquiera un nuevo producto que sea de tipo equivalente o realice las mismas funciones que el aparato que se desecha.
El reciclado de estos aparatos es una opción eficiente, ya que se gasta menos energía en extraer los componentes y se generan menos desechos (hasta un 98% menos, según estudios) que cuando se extraen de la naturaleza a través de explotaciones mineras. La mayor parte de los componentes de los aparatos electrónicos pueden separarse por medios mecánicos y se calcula que el 70% de cada dispositivo puede transformarse en materias primas aprovechables.
También existen casos en los que los aparatos electrónicos pueden repararse. Mediante la remanufactura se aprovechan las partes que pueden ser reutilizadas de los electrodomésticos y aparatos para construir nuevas máquinas y accesorios, consiguiendo un ahorro económico. Así, se desarrollan nuevas líneas de negocio mediante la viabilidad del reciclaje de aparatos y componentes retirados del mercado